Fragmento

Existen diferentes definiciones de profesionalismo, y como en todas las cuestiones éticas y filosóficas habrá tantas definiciones como interesados en definir. En el diccionario de la Real Academia Española se define como «el cultivo o utilización de ciertas disciplinas, artes o deportes como medio de lucro», sin embargo, esta definición, como médicos no nos complace, ya que el «lucro» no forma parte de nuestro quehacer, o por lo menos, no debiera ser así. El diccionario de la lengua inglesa de Oxford, lo define, en cambio, como «la competencia o destreza esperada en un profesional», otra vez enfrentándonos a un problema: ¿qué es un profesional? y así, si busca¬mos y buscamos siempre tendremos más definiciones derivadas de las previas que buscar, y más interrogantes que responder sin llegar a ningún lugar. Resulta interesante entonces, que para poder entender el profesionalismo médico debiéramos entender primero la misma naturaleza de nuestro quehacer cotidiano, de nuestro trabajo, y esto se remonta hasta lo más básico: el acto médico, cuya piedra fundamental es la relación médi¬co-paciente. Es ésta una relación interpersonal, de carácter profesional, en la que un hombre dotado de conocimientos presta ayuda a otro hombre, hecho que imprime a su labor el carácter de servicio, de calurosa humanidad y que lo liga tan profundamente a la ética. Esta afirmación nos lleva a tomar en cuenta también la responsabilidad que tenemos para con la sociedad. Por lo tanto, podemos definir al profesionalismo médico como la integración de las habilidades, acti¬tudes y valores con los cuales el médico demuestra que merece la confianza que el paciente y la comunidad le otorgan, bajo la premisa de que antepondrá siempre la búsqueda del bienestar del paciente y de la sociedad como su objetivo principal.

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2011-05-19   |   562 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 19 Núm.5. Septiembre-Octubre 2010 Pags. 127-128 Psiquis 2010; 19(5)