Fragmento

Las cifras hablan por sí mismas. Hasta el año 1935 la vida y la muerte corrieron más o menos parejo. En la década de 1940-50 las muertes disminuyeron (de 28 defunciones por mil habitantes en 1920-24, a 10 por mil en 1950). Pero la reproducción se mantuvo igual, y hubo 4 veces más nacimientos por mil personas que antes de la Revolución. Esa velocidad de crecimiento se man¬tuvo de 1970 a 1976. En 1980 las tendencias se estabilizaron, el crecimiento demográfico estaba dado; de 13 millones de habitantes en 1910, el país pasó a cerca de 100 millones en el año 2000. Pocas áreas del mundo conocieron una historia igual. El cambio se entiende mejor, si pensamos que durante las dos primeras décadas del siglo no todos los niños «se lograban», en ese tiempo sus padres morían jóvenes y a los 50 años eran ancianos. Los nacidos en 1950, por el contrario, conviven más años con sus padres, seguirán activos después de los 60 y, con toda probabilidad, conocerán a sus bisnietos. Quien nazca hoy puede vivir 20 años más que nuestra generación. En lo que toca a la vida y a la muerte, la sociedad mexicana de fin de siglo no se parece nada a la de sus comienzos.

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2011-05-19   |   787 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 19 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2010 Pags. 153-155 Psiquis 2010; 19(6)