Autores: Pulgarín Osorio Jorge, Vargas Vélez Sergio Alberto, Cornejo Ochoa José William
Introducción: Las fístulas carótido-cavernosas son frecuentes en Medellín, Colombia, y su tratamiento quirúrgico se asocia a tasas elevadas de complicaciones debido a las características anatómicas peculiares de esta zona; por ello la terapia endovascular ha surgido como la primera opción de tratamiento para los pacientes con este trastorno. Objetivo: Describir las principales características de un grupo de pacientes con fístulas carótido-cavernosas, el procedimiento terapéutico empleado y los resultados clínicos y angiográficos obtenidos. Pacientes y métodos: Se revisaron retrospectivamente las historias clínicas de 51 pacientes tratados por el grupo de Neurorradiología del Hospital Universitario San Vicente de Paúl, entre los años 1995 y 2007. Se tuvieron en cuenta algunas variables demográficas, la etiología de la fístula, el estado clínico inicial y final, el tipo de fístula, el método terapéutico empleado y los resultados angiográficos. Resultados: Se encontró un total de 51 pacientes, tres de ellos con fístulas bilaterales para un total de 54 fístulas; sin embargo, las fístulas de dos pacientes se resolvieron espontáneamente y la de otro se resolvió con masaje carotídeo. Por ello el tratamiento endovascular se hizo en solo 48 pacientes. El promedio de edad fue de 35 años, con predominio del sexo masculino (74,5%). Las fístulas fueron traumáticas en 47 pacientes (92,2%), y espontáneas en cuatro (7,8%); de los 47 pacientes con fístulas traumáticas, en 33 (70,2%) se originaron por trauma cerrado, en 12 (25,5%) por heridas con arma de fuego, y en dos (4,3%) por herida con arma cortopunzante. Las manifestaciones clínicas encontradas en orden descendente de frecuencia fueron: quemosis, proptosis, soplo, dolor, disminución de la agudeza visual y sangrado intracraneal. Según la clasificación de Barrow, las fístulas fueron de tipo A en el 86,0% de los casos, de tipo B en el 9,8%, de tipo C en el 1,9% y de tipo D en el 1,9%. En 32 pacientes (62,7%) se logró restaurar la permeabilidad de la carótida interna y en los 19 restantes (37,3%) hubo necesidad de ocluirla. En 48 pacientes (94,1%) se empleó terapia endovascular, en cuyo caso, la técnica más utilizada fue el uso de balones (34 casos) tanto para oclusión del sitio fistuloso como para hacer el trapping*. En 14 pacientes se emplearon coils, en tres stents, en cuatro NCBA (N-butil-cianoacrilato); en algunos pacientes se practicó más de un procedimiento. La vía de acceso vascular más frecuente fue la arterial (44 casos; 91,7%); en los cuatro restantes (8,3%) se usó el acceso venoso. En dos casos se usó un acceso directo por cateterización de la vena oftálmica. Luego del procedimiento terapéutico, en 48 de las 51 fístulas (94,1%) se logró la oclusión angiográfica completa y en los tres restantes (5,9%) se obtuvo disminución de su flujo. La evaluación clínica de seguimiento, con una mediana de dos meses, permitió establecer que en 46 pacientes (90,2%) se presentó resolución completa de los síntomas y en cuatro (7,8%) hubo disminución; solamente en un paciente (1,9%) hubo empeoramiento al final del seguimiento. Conclusión: Esta serie, la más grande publicada en Colombia sobre este asunto, demuestra la eficacia radiográfica y clínica del tratamiento endovascular para los pacientes con fístulas carótido-cavernosas.
Palabras clave: Fístula seno cavernoso traumatismos encefálicos fístula del seno cavernoso de la carótida fístula vascular.
2011-07-04 | 928 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 24 Núm.2. Junio-Agosto 2011 Pags. 147-156. IATREIA 2011; 24(2)