Autor: Lombana Amaya Luis Jorge
Es todo un reto responder a la solicitud de compartir mi testimonio y experiencia en un tema tan común, que parece tan simple, pero que para ser sinceros es tremendamente controversial. Empezando por el nombre: enfermedad diverticular. ¿Se le puede llamar enfermedad a una condición que se presenta en el 50 ó 60% de las personas, por encima de 60 años? Sin embargo es muy común que a un paciente a quien se le realice un estudio de rutina, llámese TAC o colonoscopia, y en el que se detecten los divertículos, se rotule en los diagnósticos el nombre de enfermedad diverticular no complicada en forma errónea. La mayoría de postulados nacen de ideas consensuadas, no necesariamente con los niveles de evidencia y grados de recomendación que nos encantaría encontrar, sino el producto de un panel de expertos; es más, en esta entidad se han heredado paradigmas que aún se sostienen y se practican, por ejemplo, dos episodios de enfermedad diverticular o diverticulitis, y el paciente es quirúrgico. “Lo voy a operar para evitar que en el futuro termine con una colostomía” (frase que para todos los pacientes les acarrea el peor de los temores); paciente joven con diverticulitis debe ser operado. Y para ser precisos, ¿hay una balanza que el clínico o el cirujano inclinan a su antojo, o será que la mayoría de pacientes que terminan con colostomía lo hacen en el primer episodio y no en el segundo, tercero o cuarto? ¿Qué queremos prevenir?
2011-08-04 | 637 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 25 Núm.4. Octubre 2010 Pags. 367-369 Rev Colomb Gastroenterol 2010; 25(4)