Colocar la lectura y la escritura como objetos de enseñanza no sólo produce en el alumno un cuestionamiento sobre su relevancia o utilidad en la “vida práctica”, sino que además debería exigir al docente preguntarse algo similar. Hay en tal pregunta una demanda, una legítima búsqueda de sentido. Es allí donde la lectura y la escritura tienen la posibilidad de mostrarse no como tediosos contenidos por aprender, sino como prácticas sociales que se aprehenden, y que construyen competencias comunicativas más flexibles. Se plantea “abrir el aula” y resituar el lenguaje con un sentido social, de modo que el alumno lo encuentre más cerca de su propia experiencia cotidiana, que lo vincule pues con su necesidad de expresarse. Observamos dos métodos: Teatro de Lectores y Escritura creativa a través del arte, donde se evidencia la creación de instancias lúdicas, plataformas para la motivación y el aprendizaje significativo; una vía también para que el docente ponga en cuestión su propio oficio.
Palabras clave: Aprendizaje lectura escritura motivación arte.
2011-08-22 | 1,221 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 8 Núm.18. Julio-Septiembre 2011 Pags. 83-88 Rev Educ Desa 2011; 8(18)