Cada vez que el ser humano emprende una actividad le imprime un sello específico. Tal sello puede ser personal, si se trata de una causa propia, o institucional, cuando representa una empresa organización. En ambos casos, se trata de un estigma que compromete su pensar, sentir y actuar. Pero todo esto también trasciende, contribuye a la construcción de una dinámica particular al interactuar con las personas y procesos de los cuales hace parte, esto es, a una cultura corporativa. Esa dinámica específica, que desarrolla cada funcionario a cargo de un proceso, genera, a la vez, preguntas sobre cómo realiza sus funciones, la pertinencia, la calidad, eficacia y eficiencia de éstas. Inquietudes que, además, facilitan la posibilidad de cambiar, adaptar, precisar cada vez más los objetivos y formas de realizar sus funciones con los propósitos enmarcados en el plan de desarrollo de la institución o del Proyecto Educativo Institucional, si, como en nuestro caso, se trata de una institución educativa, con las exigencias del saber que administra, y de la sociedad en general.
2011-08-30 | 549 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 9 Núm.15. Junio-Junio 2006 Pags. 7-8 Psicogente 2006; 9(15)