Inconsciente y ethos

 

Autor: Páez Casadiego Yidy

Fragmento

Lo real no es jamás lo que debería creerse, sino siempre lo que debería haberse pensado. Gastón Bachelard Después de un lento desvanecimiento, con sus luces y metáforas, hasta llegar a la penumbra entre las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado, en la aurora del nuevo milenio, han comenzado a reaparecer, con renovado brillo, algunas de las ideas e hipótesis de Freud. Entre estas, la del inconsciente, que supone una manera radicalmente distinta de concebir los estados mentales, sus correlatos nosológicos y su dimensión causal. Curiosamente, parte de ese nuevo interés colectivo sobre el tema, no proviene de un movimiento propio del psicoanálisis contemporáneo, como uno podría esperar,1 sino de los campos paradigmáticos más opuestos a su conceptualización y responsables, en gran parte, de su declinación paulatina en las demandas de salud mental. Me refiero aquí, en especial, a los científicos conductuales y cognitivos y, en general, a los neurofisiólogos. El uso exitoso de la teoría del condicionamiento operante y de las nuevas teorías del aprendizaje en el manejo de las fobias, así como el empleo de psicofármacos para la modulación y control de los llamados trastornos del humor, por ejemplo, han conllevado un efecto ominoso para la trayectoria clínico-cultural fulgurante del movimiento psicoanalítico en el pasado próximo. Sin embargo, al declinar el último siglo, pareció notarse una disminución de la ‘euforia’ suscitada por las “drogas de la felicidad” tipo fluoxetina, ya convertida en icono por el rótulo comercial Prozac 2 (Peiró, Cervera y Bernal-Delgado, 2005: 401-406).

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2011-08-30   |   573 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 9 Núm.15. Junio-Junio 2006 Pags. 159-165 Psicogente 2006; 9(15)