Las guías nacionales e internacionales sobre diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial afirman que "la presión arterial debe descenderse a menos de 140/90 mmHg en todos los pacientes hipertensos arteriales, y si el paciente lo tolera y no se detectan efectos adversos, valores inferiores a estas cifras son deseables. En los pacientes con enfermedad coronaria, enfermedad renal crónica, alto riesgo cardiovascular o diabéticos, el objetivo es descender la presión arterial a menos de 130/80 mmHg, y si es posible alcanzar valores inferiores a los expresados, el beneficio se incrementa". En este contexto, y a propósito del trabajo original publicado por la doctora Olga Páez y colaboradores en este número de la Revista, haré una revisión crítica de la afirmación previamente enunciada, así como de su eventual sustento científico.
2011-09-05 | 366 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 38 Núm.4. Octubre-Diciembre 2009 Pags. 179-181 Rev Fed Arg Cardiol 2009; 38(4)