Fragmento

Señor Presidente del Instituto Médico “Sucre”, Dr. Gonzalo Virreira R. Distinguidos miembros del Directorio. Estimados consocios. Invitados especiales. Distinguidas damas. Señores. Seguramente no soy el más llamado para intervenir esta noche de íntimo homenaje cívico con una elocución histórica sobre la altísima personalidad del Mariscal de Ayacucho. Otros consocios podían haberlo hecho con verdadera erudición. Queda disculpada mi actuación y apelo a vuestra benévola tolerancia, no sin antes agradecer a nuestro Presidente, quien tuvo la gentileza de honrarme con este mandato. Para nuestra querida Patria, el 3 de febrero de cada año será siempre una fecha de magna recordación histórica, de evocación espiritual, de rendida gratitud a la memoria de uno de los más ilustres hijos de América, EL GRANDE MARISCAL ANTONIO JOSE DE SUCRE, inmortal para el corazón de cinco repúblicas, en las cuales su ejemplo, virtudes y grandeza del alma viven con antorcha de fe y esperanza, señalando el deber de conservar este atributo preciado para los hombres y los pueblos: la libertad...¡ Porque Sucre fue un apasionado por la liberación de las naciones, un romántico que soñaba en la felicidad de la América morena libre del yugo peninsular. Quiso amalgamar las virtudes más nobles con los deberes del soldado que lucha por su patria. Comprendía perfectamente que la más pura y excelsa virtud es aquella que le otorga al hombre la plenitud de ser DUEÑO DE SI MISMO Y SER TAMBIEN UN TOTAL Y ABSOLUTO LIBRE PENSADOR.

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2003-02-04   |   2,746 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 66 Núm.118. Enero-Diciembre 2001 Pags. 17-19. Rev Inst Med Su 2001; LXVI(118-119)