La disminución en el crecimiento y la susceptibilidad a ciertas infecciones pueden acompañar a la hiperglucemia crónica. Las consecuencias agudas de la hiperglucemia que implican un riesgo para la vida son, la cetoacidosis, común en la diabetes tipo I, y el síndrome hiperosmolar no cetósico, frecuente en la diabetes tipo II. Las complicaciones a largo plazo de la diabetes incluyen, entre otras: retinopatía, con pérdida de la visión, nefropatía, que puede llegar hasta la insuficiencia renal, neuropatía periférica, con riesgo de úlceras en extremidades, amputaciones y neuropatía autonómica con síntomas gastrointestinales, genitourinarios y cardiovasculares. Para fines del presente trabajo nos ocuparemos de la diabetes tipo I. En el 95% de los casos en niños y en adolescentes, hay destrucción autoinmune de las células beta del páncreas. La diabetes tipo I puede desarrollarse a cualquier edad. El promedio de edad al diagnóstico es de 12 años en los Estados Unidos de Norteamérica y 75 a 80% de los individuos desarrollan diabetes tipo I antes de los 30 años(3). La incidencia anual se estima en 12 a 14 casos por 100,000 personas menores de 20 años de edad y una prevalencia de 1 caso por 500 jóvenes de menos de 16 años de edad. La incidencia anual disminuye después de los 20 años. Es semejante en hombres y mujeres, y menor en afroamericanos e indios americanos que en blancos(4).
Palabras clave: Endocrinología diabetes Mellitus tipo I.
2003-02-04 | 1,562 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 66 Núm.118. Enero-Diciembre 2001 Pags. 26-30. Rev Inst Med Su 2001; LXVI(118-119)