Ahora, las mujeres a quienes se ha trasplantado un riñón pueden embarazarse, aunque corren el riesgo de padecer preeclampsia, prematuridad, infección o restricción del crecimiento intrauterino. El funcionamiento inadecuado del riñón trasplantado, previo al embarazo, se relaciona con resultados maternos y perinatales deficientes. El primer embarazo con trasplante renal se reportó en 1958 y desde entonces se han descrito más de 7,000 en todo el mundo. Cada año se incrementa la variedad de órganos trasplantados (hígado, páncreas, corazón y pulmón) a mujeres en edad reproductiva. Uno de los artículos originales de esta edición de GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA DE MÉXICO aborda las experiencias en este ámbito y se comunican los resultados con un grupo de pacientes que fueron trasplantadas antes de embarazarse. Hasta hace poco se consideró al tejido graso un reservorio de energía; sin embargo, ahora se reconoce la versatilidad metabólica del adipocito y su participación en la regulación endocrina ovárica. En otra investigación original, cuyos resultados se comunican en este número de la revista, se señala que un porcentaje muy alto de mujeres embarazadas tiene cifras de adiposidad y distribución central de grasa por arriba de los puntos de corte aceptados para detectar personas con riesgo de padecer enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cerca de 25% de las mujeres de países desarrollados tiene obesidad grave. En México, según la Encuesta Nacional de Nutrición, 80% de las mujeres en edad reproductiva tiene sobrepeso u obesidad. La elevada incidencia de obesidad y trastornos metabólicos concomitantes radica en que la pérdida de control homeostásico repercute no sólo en la disminución de la capacidad reproductiva, sino en que la obesidad incrementa considerablemente el riesgo de hi¬pertensión gestacional, preeclampsia, diabetes gestacional y macrosomía durante el embarazo.
2011-10-03 | 536 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 76 Núm.11. Noviembre 2008 Pags. 633 Ginecol Obstet Méx 2008; 76(11)