Autor: López Corella Eduardo
El pasado viernes 5 de agosto, a sus primeras horas, nos dejó Federico Montero y Hernández, Técnico Patólogo, presente desde la creación de este Instituto y donde nos acompañó durante nuestros primeros cuarenta años. Desde su sitial inamovible en la Sala de Autopsias del Departamento de Patología, desde cuando éramos el Hospital del Niño, vio cómo llegamos, crecimos, envejecimos y renacimos mil veces, y vigiló con generosa aquiescencia, nuestros errores y aciertos. Fue el más antiguo de los técnicos de autopsia en nuestro hospital y, en el momento de su partida, seguramente uno de los más antiguos del país. Para cuando llegó, en 1971, como Técnico fundador de la Sala de Autopsias del Hospital Infantil de la IMAN, había ya ejercido su oficio y profesión durante casi 15 años en el Instituto Nacional de la Nutrición: generaciones de patólogos, y otros especialistas que como parte de su formación hacían estancias en Patología, nos beneficiamos de su tutela en el arte de la disección anatómica y de su humor socarrón ante la vida y ante todo.
2011-10-25 | 965 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 32 Núm.5. Septiembre-Octubre 2011 Pags. 313 Acta Pediatr Méx 2011; 32(5)