Fragmento

e=mc² Hace un siglo, el físico Albert Einstein quiso resolver el siguiente problema: Un automóvil que trae las luces prendidas emite luz hacia adelante y hacia atrás. ¿Cuál de los dos rayos de luz se mueve con mayor velocidad en relación al suelo? ¿El rayo de luz delantero se mueve con mayor velocidad? NO ¿El rayo de luz trasero se mueve con mayor velocidad? NO ¿Los dos rayos se mueven a igual velocidad? SI Hace ya muchos años, cuando yo estaba en la primaria, usábamos un cuaderno de ejercicios de matemáticas que se llamaba “Gader”, y contenía innumerables problemas de matemáticas y geometría, que iban desde las sumas y restas más sencillas, hasta los más complicados problemas de cálculo (complicados para niños que están en primaria). Sin duda, lo que más marcado se quedó en mi memoria, eran aquellos problemas que planteaban situaciones como esta: A las 8.00 de la mañana, un tren sale de la Ciudad de México hacia Morelia y viaja a 110 km X hora; al mismo tiempo, un tren sale de Morelia hacia la Ciudad de México a 90 km X hora. Ambos vienen en la misma vía, y la distancia entre ambas ciudades es de 387 km. Calcula a que hora y en que punto del trayecto sucede el choque entre ambos trenes... Aunque siempre me fue bien en la clase de matemáticas, al resolver este tipo de problemas, mi mente se separaba de los números y de las fórmulas y no podía dejar de pensar en los maquinistas y en los pasajeros de ambos trenes; todos acudirían con precisión matemática al choque, donde, algunos perderían la vida y otros quedarían heridos; en el momento en que yo resolviera el problema el destino de todas esas personas quedaría sellado para siempre. No podía dejar de imaginar lo que cada maquinista estaría pensando en el trayecto, cuyo punto final era el choque entre ambos. ¿Qué pensarían en los instantes finales al ver al otro tren de frente?...

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2011-10-31   |   417 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 68 Núm.1. Enero-Febrero 2011 Pags. 6-7 Rev ADM 2011; LXVIII(1)