Cien años del maestro Zubirán

Autor: Esquivel Rodríguez Francisco

Fragmento

El hombre ha necesitado siempre de señales para recorrer el camino; requiere de una luz, de una guía, para orientar su conducta; pronto debe encontrar a alguien que le enseñe, tanta cosa que hay que aprender en la vida, desde la cortesía y la educación, hasta la ciencia y la cultura, ingredientes básicos que harán útil y amable la relación con sus semejantes y que permita, como lo expresó Alfonso Reyes: “La mágica cuestión de la convivencia del hombre entre los hombres”. Conocí a Salvador Zubirán hace 45 años, en un recinto académico, en el aula Genaro Escalona del Hospital de Enfermedades de la Nutrición; era un miércoles de enero de 1953. Estaba sentado en la primera fila, figura erguida, mirada penetrante, voz firme; presidía, opinaba y enseñaba en la sesión general del hospital; su sola presencia imponía respeto, pero a la vez generaba confianza y afecto; era cotidiana lección; compartía con su gente lo más genuinamente médico; ciencia y humanismo; en su actitud y comentarios se podía aprender un modo de ser y de hacer las cosas, que después supe se llamaba “mística”; aprecié de inmediato que era el guía, el líder a seguir.

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2003-02-06   |   967 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 50 Núm.5. Septiembre-Octubre 1998 Pags. 373-374. Rev Invest Clin 1998; 50(5)