Los inimitables atributos físicos de Tarzán de los Monos

Autor: Stilman Eduardo

Fragmento

Entre fines del siglo XIX y principios del XX, África era un continente misterioso, brutalmente explotado en busca de marfil, caucho y minerales. El llamado Congo libre, y luego Congo Belga, territorio unas ochenta veces mayor que la propia Bélgica, era (con la bendición de otras potencias europeas) propiedad personal del rey Leopoldo II, recordado como “el Rey Constructor” porque invirtió parte de lo robado a los nativos en embellecer Bruselas, hoy coqueta capital de la Unión Europea. Se estima que sus métodos de extracción produjeron quince millones de muertos africanos. Tres libros famosos nacieron a la sombra del holocausto africano. En 1885 apareció Las minas del Rey Salomón, de H. Rider Haggard; en 1902, El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad; y en 1912, en las páginas de un pulp magazine, es decir de una revista de ínfima categoría, impresa en el peor de los papeles (con gran proporción de pulpa), el que adquiriría nombradía mayor: Tarzán de los Monos, de Edgar Rice Burroughs. Tarzán es el primer superhéroe del siglo pasado y el más cercano a la literatura, pues nació como novela, y hasta hoy prolongó su existencia en forma de novelas.

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2011-11-16   |   401 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 36 Núm.2. Abril-Junio 2007 Pags. 114-116 Rev Fed Arg Cardiol 2007; 36(2)