Hace pocos meses, el campeón mundial de ajedrez Vladimir Kramnik (Rusia) fue vapuleado por la “computadora” Deep Fritz (Alemania). No pudo ganar una partida: empató cuatro y perdió dos, cometiendo errores de principiante. Reverdeció la hipótesis del “tongo”, ya agitada en 1997, cuando Deep Blue, de IBM, venció en Nueva York a otro campeón, Garry Kasparov, tras jugar este tan mal como Kramnik. Para algunos, Kasparov, que hoy se dedica a la política, vendió cara su derrota: podría haber recibido por perder unos millones de dólares más de los que hubiera recibido por ganar. Tras estos golpes publicitarios, IBM y Fritz –software comercial– aumentaron sus ventas de manera impresionante. En su momento, Kasparov vanamente exigió a IBM una revancha. Pero la corporación tenía lo que necesitaba: una imagen que nunca más volvería a arriesgar. Desmanteló el monstruoso aparato (una “supercomputadora no comercial” de 600 kilos, cuyos 64 microprocesadores le permitían analizar 200 millones de posiciones por segundo, contra las 2 ó 3 por segundo al alcance de Kasparov) y desapareció del escenario.
2011-11-17 | 406 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 36 Núm.1. Enero-Marzo 2007 Pags. 53-57 Rev Fed Arg Cardiol 2007; 36(1)