Autores: Toledo González Yusimik, Soto García Mavys, Chiang Rodríguez Caridad, Rúa Martínez Raúl, Estévez Miranda Yaimir, Santana Alas Eva
Objetivo: Determinar aspectos clínico-epidemiológicos en pacientes con diagnóstico de toxoplasmosis ocular, que asistieron a la consulta de oftalmología del Policlínico de Guanajay, durante el año 2008. Métodos: Fue realizado un estudio observacional, descriptivo, longitudinal y prospectivo, donde se analizaron las variables edad, sexo, presencia de animales domésticos, hábitos alimentarios, signos y síntomas, número de lesiones, localización, actividad, ojo afectado y complicaciones. Fueron atendidos 11 pacientes en consulta con el diagnóstico de toxoplasmosis ocular. Resultados: Predominaron las edades comprendidas entre 30 y 44 años, con 36.3%. Tenían animales domésticos el 72.2% de los pacientes y el 81.8% presentaban hábitos no adecuados de alimentación. Predominó la visión borrosa (72.7%). La retinocoroiditis se presentó en el 72.7% de los pacientes. De ellos, 54.5% tenían un daño severo. Predominaron las lesiones inactivas con 72.7% y las lesiones únicas (90.9%). El 45.4% tuvo una localización macular y el 36.3% perimacular. Las complicaciones que se presentaron fueron el déficit visual y la catarata. Conclusión: La toxoplasmosis ocular predomina en el sexo masculino y es más frecuente en regiones de bajas condiciones de salud pública e inadecuados hábitos alimenticios. Dentro de los factores de riesgo se encuentra la presencia de animales domésticos, sobre todo los felinos. La visión borrosa y la retinocoroiditis son referidos por los pacientes. Generalmente cursa con algún grado de afectación visual, y es severa en el mayor número de los pacientes. Las lesiones inactivas, únicas y con localización macular, y el déficit visual y la catarata son complicaciones predominantes en estos casos.
Palabras clave: Toxoplasmosis ocular retinocoroiditis animales domésticos.
2011-11-28 | 915 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 24 Núm.1. Enero-Junio 2011 Pags. 15-29 Rev Cubana Oftalmol 2011; 24(1)