Autores: Dávila Barrios Lorena, Arteaga Altuve Susana, Castillo Cáceres Leonel, Molina Barreto Manuel
En las distintas profesiones relacionadas con la salud, entre ellas odontología, se persigue como ideal que la población logre un nivel óptimo de salud. Para conservar la salud es necesario tener calidad de vida, mediante la aplicación de la promoción de salud y de varias formas de prevención especifica. La promoción de la salud depende de la riqueza de las comunidades, de la honestidad y honradez en el manejo y administración de los recursos, y del avance científico de las instituciones y profesionales de todos los sectores y disciplinas. Si bien en nuestro país, la situación pareciera estar en contra de lo antes dicho, son los recursos humanos los que marcan la diferencia, y buscan más con menos. Los odontólogos, en su responsabilidad como profesionales de la salud, deberían disponer de fundamentos y principios éticos, morales y científicos, que deben ser forjados desde los primeros años de estudio de la profesión. Es nuestra responsabilidad como docentes contribuir a sentar estas bases en nuestros alumnos. No basta con ser un buen odontólogo, fundamentalmente hay que ser un odontólogo bueno. Un buen odontólogo significa ser competente profesionalmente con suficiente pericia para resolver apropiadamente los problemas odontoestomatológicos de sus pacientes; mientras que un odontólogo bueno, es una buena persona dotada de virtudes morales, compasión y altruismo, con riqueza espiritual interior, que genere confianza por sus cualidades humanas, lograr este equilibrio no es fácil.
2011-12-14 | 1,513 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 1 Núm.2. Julio-Diciembre 2011 Pags. Act.Biocl. 2011; 1(2)