Autor: Pérez Rincón Héctor
Agradezco profundamente a la doctora María Elena Medina-Mora el honor que me ha conferido al invitarme a dictar la Cátedra Ramón de Fuente de la XXVI Reunión Anual de Investigación. Designación honrosa, ciertamente, que significa al mismo tiempo una gran responsabilidad pues la figura de nuestro fundador ocupa, como lo he señalado en diversas ocasiones, un sitio señaladísimo dentro de la medicina mexicana y su pensamiento sigue vigente en el campo de la Psiquiatría. Durante los 34 años que colaboré con él en diversas trincheras (el Comité Organizador del V Congreso Mundial de Psiquiatría, la UNAM, el FCE, este Instituto), tuve el privilegio de platicar y discutir con él, en diálogos intelectualmente muy estimulantes, sobre todos los asuntos divinos y humanos. Algunos de los temas centrales que generaron su interés y su preocupación son los que abordaré el día de hoy. Podría decir que hoy cumplo una promesa. La supervivencia espiritual de los generadores de ideas permite entablar diálogos fructíferos por encima del tiempo y del espacio. Hoy lo evoco aquí, aquí lo convoco una vez más.
2012-01-26 | 734 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 34 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2011 Pags. 473-480 Salud Ment 2011; 34(6)