Autores: Arancibia Hernández Francisco, Soto Figueroa Rodrigo
Introducción En los albores de la ventilación mecánica se pudo reconocer en modelos animales la fisiopatología del daño pulmonar inducido por el ventilador mecánico. Estos estudios demostraron que el empleo de grandes volúmenes corrientes se asociaba con alteraciones pulmonares que imitan al SDRA. En el otro extremo se observó que lo que en ese momento se llamó “ventilación monótona” en grupos no seleccionados de pacientes, el uso de volúmenes corrientes pequeños generaba una falla respiratoria también progresiva. Esto se minimizó en los primeros años mediante el uso de suspiros, y posteriormente mediante el uso sistemático de PEEP, luego de la incorporación del concepto de PEEP fisiológico por Shapiro. Probablemente lo mencionado fueron las primeras descripciones de volutrauma y atelectrauma respectivamente, que más adelante abordaremos en este artículo. Por otra parte, existía gran celo en no exceder el empleo de oxígeno por más de 30 horas en fracciones inspiradas mayores a 50%, pues los pacientes podrían desarrollar una atelectasia hemorrágica progresiva “por oxígeno”. No obstante, hoy en día muy probablemente atribuimos este fenómeno a daño por ventilación mecánica y la cuota atribuible a la toxicidad por oxígeno hoy aparece incierta.
2012-02-08 | 847 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 25 Núm.4. Octubre-Diciembre 2010 Pags. 205-210 Rev Chil Med Inten 2010; 25(4)