El espíritu de investigación, es decir, de indagación de búsqueda, es lo que, a juicio de Bertrand Rusell, hace que el cerebro humano se aleje cada vez más del de los seres irracionales. Investigo, luego existo, podría decirse parodiando la racional sentencia cartesiana. Pero investigar en todo sentido y en todos los campos que se ofrecen a la inteligencia y la curiosidad humana. En la Ciencia aplicada o experimental, en el mundo profuso de la tecnología y aún en la literatura y en el arte, porque ya no hay actividad que pueda ejercerse con éxito o con posibilidades de acierto sin que, previamente, se haya indagado sobre su naturaleza o, como decía Diderot, sobre su hermetismo aparente o su misterio comprobado.
2012-03-08 | 181 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 9 Núm.15. Septiembre-Abril 2007 Pags. 3-4 Invandina 2007; 9(15)