Dignidad del médico neurocirujano

Autor: Hincapié Soto Gilberto

Fragmento

Digno es la persona merecedora de algo. Dignidad es la cualidad de digno cuando existe excelencia, realce; gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse. Dignatario es aquella persona revestida de una dignidad. Indigno es aquel que no tiene mérito ni disposición para algo. Dignidad, o «cualidad de digno», deriva del adjetivo latino dignus y se traduce por «valioso». Hace referencia al valor inherente al ser humano en cuanto ser racional, dotado de libertad y poder creador, pues las personas pueden modelar y mejorar sus vidas mediante la toma de decisiones y el ejercicio de su libertad. Desde el punto de vista del valor se tiende a afirmar que el ser humano posee dignidad por sí mismo, no viene dada por factores o individuos externos, se tiene desde el mismo instante de su fecundación o concepción y es inalienable. La dignidad se explica en buena medida por la «autonomía» propia del ser humano, como vieron ya Platón, Pico de lla Mirandola y Kant, pues sólo el que sabe y puede gobernarse a sí mismo, según un principio racional, resulta “señor de sus acciones” y en consecuencia, al menos parcialmente, un sujeto libre; al regular su comportamiento según normas propias, según el significado etimológico de la voz griega ‘autonomía’, ya no es un mero súbdito, ya no está bajo el dictado de otro, sino que es un ciudadano. Entendemos que esa autonomía o dignidad es solo un «potencial de emancipación» respecto a las necesidades e imposiciones naturales o sociales y en la historia universal del género humano. Dignidad humana o dignidad de la persona hace referencia al valor intrínseco de todo ser humano, independientemente de su raza, condición social o económica, edad, sexo, ideas políticas o religiosas. Es el principio que justifica y da su fundamento a todos los derechos humanos. La dignidad no solo es un derecho, es la base de todos los derechos.

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2012-03-12   |   1,067 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 18 Núm.4. Diciembre 2011 Pags. 331-335 Neurocien Colom 2011; 18(4)