La medicina como ciencia y como arte

Autor: Moragrega Adame José Luis

Fragmento

Hasta hace pocas décadas, la práctica de la medicina se había regido por los principios fundamentales de la profesión. Los códigos morales y éticos se basaban en los principios universales y en los compromisos que diversos juramentos y declaraciones imponían a los médicos. Destacan el ampliamente conocido Juramento de Hipócrates, la Declaración de Fidelidad Profesional, y en México, el Juramento Universitario que el maestro Ignacio Chávez elaboró para la Facultad de Medicina de la UNAM. En todos ellos, la filosofía es el respeto irrestricto a los derechos del paciente por arriba de los propios objetivos del médico. La gratitud al maestro, la lealtad y ayuda al compañero son otros aspectos, así como el respeto a la familia del enfermo y la limitación de las actividades a aquellas para las que se tenga preparación. Por otro lado, la preparación en los aspectos científicos, los de trato al paciente y aquellos de la toma de decisiones que habitualmente se asociaban con largos años de práctica profesional, era un proceso que incluía el paso por las aulas, las salas de los hospitales, los libros. Los conocimientos eran universales y su utilidad duradera. Los cambios se producían lentamente y había tiempo y medios para adquirirlos. Los recursos tecnológicos, encaminados al diagnóstico y al tratamiento eran limitados a la luz de los conocimientos actuales, como también dentro de algunos años parecerán limitados los recursos de hoy.

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2003-02-14   |   2,332 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 2 Núm.8. Julio-Septiembre 1998 Pags. 15-17. Rev CONAMED 1998; 2(8)