Autores: Garcia Moreno Luis Fernando, Jaramillo Ernesto
Hace un cuarto de siglo, la tuberculosis estaba en vía de extinción. Las estadísticas de los países desarrollados mostraban que en ellos la enfermedad estaba cercana a la erradicación mientras que las de los países en desarrollo señalaban con optimismo cierta tendencia a la disminución de su incidencia. La disponibilidad de un método diagnóstico simple y de bajo costo, la aplicación masiva de la vacuna BCG, la implementación de los tratamientos supervisados acortados, los programas de detección temprana de sintomáticos respiratorios y la continuidad de los programas de control hacían prever que la tuberculosis sería pronto una enfermedad del pasado, con focos remanentes en las comunidades más pobres de los países pobres. Este panorama se reflejaba en el escaso interés de la comunidad científica y de los organismos nacionales y multinacionales financiadores de la investigación, en dedicar esfuerzos y recursos a una enfermedad en vías de erradicación. Sin embargo, en estos años algunos destacados micobacteriólogos se atrevieron a decir que si algún día fuéramos capaces de erradicar la tuberculosis, su estudio debería continuar por la información importante que aportaría a la misma tuberculosis y para otros problemas y modelos biológicos, clínicos y de salud pública. Hoy, el panorama es radicalmente diferente y, en el mundo, la tuberculosis es aún la primera causa de mortalidad por un agente infeccioso y se constituye en uno de los grandes problemas para el avance de la salud pública mundial, tanto en países en desarrollo como en países desarrollados, al punto que la Organización Mundial de la Salud considera esta enfermedad como una emergencia global. La aparición de la epidemia por el virus de la inmunodeficiencia humana en 1981 y la epidemia de tuberculosis multirresistente en la ciudad de Nueva York (EE.UU.) a principios de la década pasada, han contribuido de manera fundamental a incrementar la visibilidad social de la tuberculosis como un verdadero problema de salud pública. Esta mayor visibilidad social ha significado, entre otras cosas, un incremento sustancial en los recursos asignados para la investigación y para la implementación de actividades de control por parte de los países más afectados por la tuberculosis y, también, por parte de las agencias de desarrollo internacional.
2012-04-02 | 322 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 24 Núm.5. Junio 2004 Pags. 7-10 Biomédica 2004; 24(Supl. 1)