El Doctor Arístides Sotomayor Herazo, insigne especialista en Medicina Interna y Cardiólogo, me hizo recordar en muchos de los episodios de esta novela, el signo trágico del que no pudo escapar Edipo. Si hoy existiese Sófocles, seguramente se hubiese impresionado, y tal vez le hubiese gustado compartir la ocurrencia de la fecunda imaginación realista de Arístides, no del hijo de Lisímaco, estratega militar de la batalla de Maratón de la antigua Grecia en el 409 a. C, sino del “Ari” de hoy, así como es como le llamamos sus amigos y colegas cercanos.
2012-05-18 | 966 visitas | 3 valoraciones
Vol. 3 Núm.1. Enero-Junio 2012 Pags. 194-195 Rev.cienc.biomed. 2012; 3(1)