El trasplante de órganos sólidos se ha consolidado a través de los años como un eje alternativo en la terapéutica, contando con una estadística de aproximadamente 70 000 procedimientos al año y siendo una de las herramientas medicas más significativas, particularmente en pacientes con enfermedad respiratoria avanzada. A pesar de los tórpidos resultados de los primeros trasplantes, durante los años 80 el grupo Toronto logró satisfactoriamente el objetivo, aunque en términos de supervivencia y calidad de vida se observaba un gran camino por recorrer. A medida que se fueron recopilando las diversas experiencias de los equipos de trasplante alrededor del mundo, contribuyeron para llevar a cabo grandes avances en técnicas de preservación de tejidos, extracción quirúrgica, terapias inmunosupresoras y profilaxis antibióticas entre otras, procurando por obtener los mejores resultados posibles. No obstante, el trasplante de órganos ha suscitado planteamientos bioéticos tales como el concepto de la identidad propia, la muerte o la misma trascendencia después de la muerte, convirtiéndose en ciertas ocasiones en obstáculos para su práctica. Por tal razón, la escases de donantes ha jugado un rol limitante en esta alternativa pero, en países tales como España (líder mundial en trasplante de órganos sólidos), la legislación ha permitido conjugar el pensamiento de la libertad de la persona y el sentimiento de solidaridad estimulando la donación de órganos.
2012-05-23 | 1,863 visitas | 1 valoraciones
Vol. 24 Núm.2. Mayo-Agosto 2011 Pags. 155-158 Médicas UIS 2011; 24(2)