Autor: Biasín Eduardo
Quienes creían que la prevención cardiovascular concluía con las estatinas, los inhibidores de la ECA, la aspirina, el abandono del tabaco, comer menos y caminar más, asisten hoy atónitos a un gigantesco despliegue de publicaciones científicas de nuevos, y aún no del todo conocidos, mecanismos fisiopatológicos que complican cada vez más la comprensión del daño vascular y su enfoque terapéutico. Luego de mucho tiempo, y cuando apenas el endotelio y su compleja disfunción acababa de ganarse su lugar de respeto en el razonamiento médico a la hora de indicar un fármaco, la evidencia científica advierte en voz alta que prácticamente uno de cada cinco individuos adultos en los Estados Unidos son portadores de un conjunto de alteraciones metabólicas que se vinculan muy estrechamente con el riesgo cardiovascular.
2012-06-05 | 344 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 33 Núm.2. Abril-Junio 2004 Pags. 194-195 Rev Fed Arg Cardiol 2004; 33(2)