Autor: Pedraza Gómez Zandra
Basta revisar, incluso de manera desprevenida, la evolución de la educación del cuerpo en diferentes sociedades modernas en cualquier lugar del mundo, y se podrá constatar cómo en los últimos siglos ésta se ha incrementado e intensificado. En la misma medida, ha crecido el interés en el movimiento tanto por su capacidad formativa, como por su incidencia en la salud. Así el movimiento, en los diferentes sentidos que se le han atribuido en los últimos siglos, ha pasado a ser una variable antropológica de primer orden. Si la atención a esta evolución se enfoca específicamente en las formas de educación relacionadas con el movimiento y con las variadas modalidades de la educación física, se podrá encontrar un interés creciente en los efectos que el movimiento tiene para las personas y las sociedades modernas, así como se notará que los diversos métodos y técnicas creados con este propósito no apuntan siempre a la misma dirección ni consideran los efectos del movimiento de igual forma. A las estrictas codificaciones del movimiento que sirvieron de fundamento en el siglo XVII y XVIII a modelos canónicos como el ballet o la esgrima (Vigarello 1989), siguieron durante el siglo XIX las formas de la gimnasia derivadas de la tradición acróbata y los deportes, ya como reglamentación de juegos tradicionales, ya como formulación de nuevas estructuras competitivas (Soares 1998). En las últimas décadas de ese siglo, la disposición de los métodos gimnásticos fue proclive a ofrecerle un cimiento sólido a los propósitos del progreso mediante métodos que formaran el cuerpo para la moralización y la higienización de la población. A lo largo del siglo XX el desarrollo de las modalidades de educación del cuerpo enfatizó la adquisición de destrezas corporales aplicadas a la exploración y el control del movimiento corporal: en la infancia mediante la estimulación temprana, y en la educación preescolar y primaria con las formas de educación psicomotriz, hasta alcanzar las disciplinas de alto desempeño practicadas en gimnasios, centros estéticos y deportes competitivos y de alto riesgo.
2012-06-06 | 460 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 12 Núm.1. Mayo 2006 Pags. 50-55 Rev Méd Risaralda 2006; 12(1)