Transplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) alogénico no mieloablativo:

Casuística de un solo centro 

Autores: Bautista AM, Samplo A, Gutiérrez A, Ballester C, Canaro M, Besalduch J

Resumen

El objetivo de este trabajo es investigar la toxicidad y demostrar la factibilidad y eficacia del injerto hematopoyético proveniente de un donante emparentado HLA-idéntico tras un acondicionamiento no mieloablativo en pacientes con enfermedades hematológicas de alto riesgo. Incluye 37 pacientes a los que se les realizó un TPH de sangre periférica procedente de un hermano HLA-idéntico. La mediana de células mononucleadas, CD3+ y CD34+ infundidas fue de 4.7 (1–9.7) x 108/Kg, 5.8 (1–36.3) x 107/Kg y 3.1 (1.3–9) x 106/Kg, respectivamente. La recuperación de neutrófilos se produjo en 17 días tras la infusión (7-39) y de plaquetas en 15 días (9-96). En la mayoría de pacientes se detectó un quimerismo mixto que pasó a completo a los 3 meses del trasplante; 9 pacientes precisaron la infusión de linfocitos del donante. Presentaron EICH aguda 16 pacientes (42%) (7 de ellos grados III-IV), 2 desarrollaron enfermedad venoclusiva hepática y 9 EICH crónica. Tras una mediana de seguimiento de 20 meses, 14 pacientes (38%) siguen vivos; 23 han fallecido (62%), 9 (24%) por progresión, 6 (16%) por EICH aguda y 8 (22%) por otras complicaciones. La supervivencia global actuarial a 2 años es del 32% (16-49 meses) y la supervivencia libre de progresión del 60% (43-77 meses). Se demuestra que la combinación de un acondicionamiento no mieloablativo con citostáticos y drogas inmunosupresoras produce una toxicidad moderada y permite el injerto con quimerismo total, en pacientes no candidatos a trasplante convencional por enfermedad de alto riesgo y presencia de comorbilidades asociadas.

Palabras clave: Trasplante hematopoyético alogénico trasplante alogénico no mieloablativo leucemia aguda síndrome mielodisplásico quimerismo enfermedad de injerto contra huésped.

2012-06-29   |   588 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 25 Núm.1. Enero-Abril 2010 Pags. 13-20 Medicina Balear 2010; 25(1)