Autor: de Siqueira José Eduardo
La medicina actual vive un momento de búsqueda de un sensato equilibrio en la relación médico-paciente. La Ética-Médica tradicional concebida en el modelo hipocrático tiene un fuerte acento paternalista. El paciente cumple simplemente con obediencia las decisiones médicas, tal como un niño cumple sin cuestionar las decisiones paternas. Así, hasta la primera mitad del siglo XX, cualquier acto médico era juzgado tomándose en cuenta apenas la moralidad del agente desconsiderándose los valores y creencias de los pacientes. Solamente a partir de la década de los sesenta, los códigos de ética profesionales pasaron a reconocer al enfermo como agente autónomo. En la misma época, la medicina pasó a incorporar con mucha rapidez un importante avance tecnológico. Unidades de Terapia Intensiva (UTI) y nuevas metodología creadas para comparar y controlar las variables vitales ofrecerán a los profesionales la posibilidad de postergar el momento de la muerte. Si en el inicio del siglo XX el tiempo estimado para el desenlace después de la instalación de la enfermedad grave era de cinco días, al final del siglo era diez veces mayor. Tan grande es el arsenal tecnológico disponible hoy que no es impropio decir que es casi imposible morir sin la anuencia del intensivista.
2012-07-06 | 384 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 17 Núm.3. Julio-Septiembre 2001 Pags. 165-167 Bol Méd Post 2001; XVII(3)