Autor: Izquierdo Rus Tomas
El presente artículo ofrece una contextualización del desempleo en los adultos desde la psicología del ciclo vital. El desarrollo evolutivo se entiende como un proceso que acontece durante todos los periodos vitales donde la constancia y el cambio se van sucediendo en la vida de las personas. El desarrollo en la edad adulta se ve marcado por acontecimientos como nuevos roles, jubilación, enfermedades crónicas y desempleo. Situar a los adultos en la teoría del ciclo vital supone la asunción de una serie de roles sociales y normas adscritas a este periodo del desarrollo evolutivo. Se estudia el desempleo desde una perspectiva psicosocial, con un interés preferente en aspectos como el trabajo en la vida adulta, la transición trabajo-desempleo y los mayores de 45 años como uno de los colectivos con mayor vulnerabilidad. La mayoría de los investigadores o estudiosos del desarrollo que estudian la edad adulta identifican una serie de cambios en la madurez. Sin embargo, hoy en día, sólo algunos creen que esos cambios suelen producir una crisis en la madurez. Otros estudios, en cambio, revelan que se da un alto grado de variabilidad al comparar los procesos de desarrollo de diferentes personas de la misma edad y una gran continuidad en el desarrollo de cada individuo. Referirnos a una psicología evolutiva del ciclo vital supone postular una perspectiva más amplia que la habitualmente considerada por la llamada psicología del desarrollo. La psicología evolutiva se refiere a todo el transcurso de la vida humana cuyo interés se centra en la descripción, explicación y modificación del cambio intraindividual de la conducta y las diferencias interindividuales en dicho cambio a través del ciclo vital. De lo expuesto hasta ahora se puede deducir fácilmente el carácter eminentemente social de la adultez o, mejor dicho, de sus acontecimientos y quehaceres más significativos, vinculados al desarrollo adulto, pero hay otro conjunto de autores que aportan una serie de ideas de diverso alcance e interés desde una perspectiva psicosocial. Estos acontecimientos de la vida adulta siguen una evolución menos dependiente del paso del tiempo que los de etapas anteriores y están más condicionados por las diversas experiencias de la persona. La vida adulta, al contrario de lo que ocurre en otras etapas del desarrollo, está fuertemente marcada por acontecimientos sociales, cambios en la estructura de los roles y nuevas demandas derivadas de las asunción de importantes tareas sociales. Diversos autores han considerado que los tres roles más importantes que identifican la vida de adulto son los que atañen a su vida familiar, profesional y comunitaria. En el ámbito laboral, el adulto se enfrenta a la tarea de establecer una identidad laboral adulta. En la mitad de la vida es, también, el momento donde pueden sucederse acontecimientos ligados a la no productividad, como es el caso del desempleo y la jubilación. Es de gran importancia considerar que los efectos psicosociales derivados del desempleo han de estar estrechamente ligados al mundo del trabajo. Este estudio pone de relieve el papel fundamental que cumple la edad en el significado del trabajo. Entre el desempleo y el empleo con ciertas condiciones (horarias, retributivas, de seguridad…) existe un abanico amplio de situaciones. Una de las más comunes es la inclusión en la denominada “economía sumergida”. La edad se convierte, por tanto, en una de las variables que modula los efectos de la situación de desempleo. Se presentan las características más notorias que definen al colectivo de mayores de 45 años. Los estudios que analizan los efectos del desempleo en los adultos muestran que las consecuencias se hacen más notables en este grupo de edad. Los resultados de diversas investigaciones han mostrado que los efectos negativos derivados del desempleo son especialmente importantes para el grupo de edades medias, siendo este grupo donde se manifiestan más notablemente las consecuencias derivadas de la pérdida de empleo. Por último, los resultados de la investigación aconsejan la utilización de metodologías específicas desde la orientación profesional, para ofrecer soluciones y alternativas al desempleo, especialmente en los colectivos más desfavorecidos. Estas metodologías pueden convertirse en herramientas eficaces para plantear nuevos objetivos y contenidos para la orientación profesional que, a pesar de la complejidad del mundo laboral, es todavía un campo relativamente reciente.
Palabras clave: Tomas Izquierdo Rus
2012-07-13 | 768 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 35 Núm.3. Mayo-Julio 2012 Pags. 225-230 Salud Ment 2012; 35(3)