Autor: Karchmer Krivitzky Samuel
La primera pieza de las miles que se moverán cuando la economía genómica madure se accionará en el consultorio médico. «En diez años puedo imaginar que un paciente con hipertensión venga a la consulta y el médico le solicite una prueba genética, incluso pruebas para toda la familia», menciona Edward Miller, Director General de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Healthcast 2010, PwC 1999). Esto empujará a millones a conocer sus riesgos presentes y futuros; a buscar medicamentos específicos, alimentos y otros satisfactores que, tarde o temprano, se adapten a sus necesidades genéticas. «Los hospitales se centrarán más en el diagnóstico y la prevención de enfermedades que en el tratamiento de las mismas», dice Joan Rodés, director del Hospital Clínico de Barcelona (citado en PwC). La masificación de esta nueva oleada de servicios médicos se dará en la medida en que los estados difundan los métodos de diagnóstico genético. Ello supondrá, simplemente, la toma de una gota de sangre o saliva expuesta sobre un chip que leerá el genoma del paciente.
2012-07-26 | 484 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 18 Núm.114. Julio-Agosto 2011 Pags. 3-4 GINECO 2011; 18(114)