Síndrome del respirador bucal

Autor: Mondragón González Maximino

Resumen

Cuando el ser humano nace, pone en marcha todo su sistema respiratorio por medio de las fosas nasales. Los receptores neurales que se encuentran en ellas, envían información a los centros vitales respectivos sobre la pureza, humedad, presión y todo lo relacionado con el aire inspirado. Si las condiciones del aire están dentro de los límites fisiológicos, se instaura una función respiratoria correcta y en consecuencia su desarrollo será normal. El paso del aire a través de las fosas nasales excita las terminaciones nerviosas allí situadas, las cuales generan determinadas respuestas, como son: control de la amplitud del movimiento torácico, desarrollo tridimensional de las fosas nasales (cuya base es el techo o bóveda palatina), ventilación y tamaño de los senos maxilares e innumerables estímulos vitales para todo el organismo. Por medio de la respiración, se obtienen los gases necesarios para el mantenimiento de la vida eliminándose al exterior gases de desecho. El aparato respiratorio está formado por órganos que intercambian gases entre la atmósfera y la sangre. Durante la respiración, el aire pasa por la nariz, o puede hacerlo a través de la boca, llegando a la faringe, la cual se divide en varias zonas anatómicas: nasofaringe, velofaringe, orofaringe y laringofaringe. La faringe es una vía para la entrada de aire, por lo que si se obstruye a cualquier nivel se impedirá el paso de éste al organismo. El conducto nasal, desde el punto de vista higiénico o sanitario, presenta indudables ventajas. El aire que se obtiene mediante él llega a los pulmones ya filtrado en las fosas nasales y además está caliente. En los respiradores bucales, el aire inspirado entra a través de la boca y pasa a los pulmones, pero no está ni caliente ni filtrado. Sin embargo, éstos presentan una ventaja respecto al anterior, y es que en muy poco tiempo puede inspirarse una cantidad de aire considerablemente mayor, ya que, en condiciones de reposo, para respirar por la nariz se requiere más esfuerzo que al hacerlo por la boca. El aire que entra por la boca, no recibe ningún tratamiento de limpieza, calentamiento ni humidificación antes de pasar a las vías aéreas inferiores, causa un efecto secante que afecta la higiene bucal y aumenta las posibilidades de infecciones. La cantidad y calidad del intercambio de gases a nivel alveolar disminuye. Hay descenso de la reserva alcalina, insuficiente aporte de oxígeno, cambios de hiperreactividad inmunológica y desequilibrios ácido-básicos, que ejercen inmediata influencia sobre el metabolismo general y el sistema nervioso central (SNC). Las adenoides y amígdalas se hipertrofian en función defensiva y pueden alcanzar un volumen que acentúa las dificultades respiratorias y provoca trastornos de fonación y deglución. Se afecta la fisiología de los senos paranasales y aparece voz hiponasal. Se anula la función olfatoria de la porción superior de la cavidad nasal, lo que dificulta la degustación de los alimentos y en general todo el proceso digestivo.

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2012-08-27   |   1,164 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 8 Núm.90. Enero 2012 Pags. 12 Odont Moder 2012; 8(90)