El ozono se descubre a partir del oxígeno y la composición del aire. Su existencia se detectó por primera vez en 1787 cuando el físico holandés Martin van Marum percibió su olor típico en el aire mientras se producían descargas eléctricas, sin embargo, su descubrimiento definitivo fue realizado por Christian Schonbein en 1840. Las primeras mediciones de este gas en la atmósfera fueron realizadas por los franceses C. Fabri y H. Buisson a través de un espectógrafo diseñado para ellos mismos, que podía calcular las cantidades que existían a partir de la medida de la intensidad de la radiación solar. Con estos datos también sugirieron que debía formarse a una altura aproximada de 40 kilómetros bajo la influencia de una fracción de radiación ultravioleta. El ozono es una forma alotópica del oxígeno (O3) y estructuralmente triangular, en donde el átomo de oxígeno central está implicado en un doble enlace covalente dativo. Su principal propiedad es su fuerte carácter oxidante, el mayor después del flúor. Como consecuencia, oxida en frío a casi todos los metales, en especial el hierro, mercurio, plata y manganeso. Es un gas de color azul a concentraciones elevadas, de olor fuerte y penetrante. Su densidad es de 1.66 gramos por centímetro cúbico y sus puntos de fusión y ebullición se sitúan respectivamente en 193 y 112 grados centígrados. Es poco soluble en agua (1.09 gramos por litro a 0 grados centígrados), aunque su solubilidad es mayor que la del oxígeno, además es un gas estable a temperaturas elevadas.
2012-08-27 | 688 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 8 Núm.92. Marzo 2012 Pags. 10-11 Odont Moder 2012; 8(92)