Es apenas obvio que la buena fe existe. Es la base de la conciencia individual de las personas con una personalidad sana. El principio de la buena fe es creer por parte de A que B obra en justicia, en equidad, con transparencia y con su propia conciencia. Consiste en hacer el examen de si se obró con justi¬cia, equidad, conciencia, de manera cristalina, y bajo el convencimiento de ser asà y no de otra forma. Por esto, la buena fe ha sido consagrada como un principio general del Derecho. El principio es un enun¬ciado lógico de una evidencia inmediata a la razón del hombre, que no tiene que entrar a probarse, es decir, es contundente –una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo; alguien no puede estar vivo y muerto–. Su va¬lidez trasciende las circunstancias de tiempo, modo y lugar. Se aplican a cualquier situación. Los principios generales constituyen fuente de ins¬piración en la creación de la norma. Por lo tanto, son verdades fundamentales que sirven para crear Derecho, integrarlo e interpretarlo en los vacÃos que la norma no haya cubierto. No se limitan a un territorio o Estado, sino que tienden a ser universales. Además, su fundamento es la equidad, aplicable a las circunstancias de tiempo y lugar de cada caso. En fin, se basan en lo que pensarÃan personas hon¬radas y conscientes. Estos principios informan todo el derecho positivo y le sirven de base. Pueden inferirse por medio de inducción o de generalización periódica.
Palabras clave: CirugÃa general; ética médica; legislación médica.
2012-09-03 | 903 visitas | Evalua este artÃculo 0 valoraciones
Vol. 27 Núm.3. Julio-Septiembre 2012 Pags. 192-195 Rev Colomb Cir 2012; 27(3)