Autor: Rodríguez Sánchez Jose María
Existe una relación patente y comprobada entre la enfermedad renal crónica (ERC) y complicaciones cardiovasculares, así como entre pacientes cardiópatas y la ERC. Se sabe que el riesgo de muerte por causas cardiovasculares en pacientes con ERC es 10 a 20 veces mayor que en aquellos que no padecen afección renal, en tanto que 75% de quienes son sujetos a diálisis presentan una afección cardiovascular (40% enfermedad cronaria y 50% infarto agudo al miocardio durante los dos primeros años). Por otro lado, entre 30 y 50% de los pacientes con insuficiencia cardiaca (IC) padecen ERC que representa mal pronóstico, y que el daño renal es factor de riesgo para desarrollar episodios coronarios agudos o trombólisis. Existe una sinergia entre ambas, aun cuando se sabe poco de los mecanismos fisiopatológicos. Para explicarlos se toman tres tipos de relación: 1) Los mecanismos de regulación local como la fibrosis, donde el exceso de dimetilarginina regula la baja de NO, estrés oxidativo, microinflamación, daño endotelial con disfunción de la células residentes para la regeneración endotelial. 2) La regulación sistémica, la activación del eje Ren-Ag, efectos profibróticos y procalcificantes de hormona paratiroidea (PTH), los péptidos natriuréticos o la proteína C reactiva. 3) El aumento de la presión por la rigidez de la arterias y la hipertensión y la sobrecarga de volumen (anemia, retención hídrica) como causa de VIH. La afección cardiaca retroalimenta el circuito al deteriorarse la función renal por bajo gasto. Se trata de un estado en el cual el tratamiento para aliviar la IC está limitado por un empeoramiento de la función renal.
2012-10-10 | 594 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 35 Núm.415. Junio 2012 Pags. 9-10 Prescripción Médica 2012; 35(415)