Autores: Rúa Martínez Raúl, Pérez García Diley, Alemañy Rubio Ernesto, Santana Alas Eva, Estévez Miranda Yaimir, Chang Hernández Mayumi
El osteoma coroideo es un tumor benigno, óseo y fue descrito por primera vez en 1978 por Gass y otros. Generalmente es unilateral, de localización juxtapapilar y más frecuente en mujeres adultas jóvenes. Presenta una etiología desconocida pero se asocian diferentes factores como: procesos inflamatorios, malformaciones congénitas, alteraciones hormonales y traumas oculares entre otros. Se presenta una paciente del sexo femenino, de 54 años de edad, con antecedentes patológicos personales de fibromialgia reumática (osteoartritis y osteoporosis) e hipertensión arterial. En los antecedentes oftalmológicos presentaba miopía leve y retinopatía arteriolosclerótica. La paciente refiere que sufrió un accidente de tránsito y recibió lesiones contusas en miembros y región periocular. A partir de ese momento comenzó con mala visión del ojo derecho y acude a nuestro servicio seis meses después. Se le realizó examen oftalmológico y los datos positivos en el ojo derecho fueron una agudeza visual de 0.4, con corrección alcanzaba 1.0 y al fondo de ojo se detecta estreches vascular, desprendimiento de vítreo posterior incompleto y una lesión blanquecina naranja de tres diámetros papilares en polo posterior que involucraba arcada temporal inferior con borde bien definidos. Se realizó angiografía que mostró hiperfluorescencia mantenida y no neovascularización; la tomografía de coherencia óptica reveló un halo de desprendimiento de retina seroso a su alrededor. El ultrasonido destaca una imagen ecogénica de alta reflexividad que involucra coroides con silencio acústico posterior. El osteoma constituye una patología no muy frecuente, cuyo diagnóstico es imagenológico, y se destaca el hecho de ser secundario a un trauma ocular.
Palabras clave: Osteoma coroideo trauma ocular tumor coroides.
2012-11-16 | 689 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 25 Núm.1. Enero-Junio 2012 Pags. 169-177 Rev Cubana Oftalmol 2012; 25(1)