Autor: Flores Ciro Jesús Alfredo
Es una enfermedad autoinmune y crónica que produce debilidad muscular por un trastorno en la conducción entre el nervio y el músculo, en la posinapsis neuromuscular, donde hay dificultad de conexión por la destrucción de los receptores del neurotrasmisor acetilcolina mediante un autoanticuerpo producido de forma anómala por el organismo. Es muy rara (20: 100 000), por lo general se ha visto en personas de alrededor de los 50 años. Los síntomas son debilidad y fatiga, a lo largo del día disminuye la capacidad de movimiento del paciente; es decir, cualquier esfuerzo de tipo muscular le causa decaimiento. Su nombre proviene del latín y el griego y significa “debilidad muscular grave”. En la mayoría de los casos afecta a mujeres menores de 40 años y a hombres sobre los 60 años, pero puede ocurrir a cualquier edad. Existe en etapa fetal (en niños de madres afectadas), suele ser transitoria y desaparece poco después del nacimiento (síndrome miasténico congénito). No se hereda ni es contagiosa. Inicia con la afectación de los músculos oculares (ptosis palpebral y visión doble), los cuales controlan el movimiento de ojos y párpados; la expresión facial, el masticar, el habla y el deglutir, a menudo se ven perjudicados. También los músculos que controlan la respiración y los movimientos del cuello y de las extremidades. Posteriormente se agrava; hay debilidad en brazos y piernas e incapacidad para realizar las actividades diarias. Sin embargo, la evolución o la sintomatología se manifiestan en forma distinta en cada paciente. En casos extremos, se puede presentar una crisis aunque se haya llevado el tratamiento médico —que mantiene controlada la enfermedad—. Una infección con fiebre o estrés orgánico son capaces de detonar el cuadro, agravando aún más la debilidad, incluso con problemas para respirar, poniendo en riesgo la vida del paciente.
2012-11-23 | 300 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 35 Núm.419. Octubre 2012 Pags. 4-5 Prescripción Médica 2012; 35(419)