Autor: Sánchez Chibrás José Enrique
Escribir un texto que sirva de reconocimiento por el deceso de un gran personaje tiene el riesgo natural de enaltecer virtudes y atenuar defectos, sobre todo cuando el autor no puede evadir el profundo afecto con el finado; por lo tanto, se pueden afectar la imparcialidad y el equilibrio de los conceptos emitidos. El lector de estas líneas puede estar seguro de que éste no es el caso. Mi estrecha relación laboral con el Dr. Gilberto Flores-Izquierdo no ignora los contrastes y no abusa del halago, por lo que con toda franqueza puedo emitir un testimonio de vida, cuando menos mi testimonio. Tuve el privilegio de trabajar con el Dr. Flores-Izquierdo en su consulta privada los últimos 18 años de su vida profesional, mi época no fue la de su brillante y prolífica actividad institucional como Jefe del Servicio de Angiología del Hospital General del Centro Médico Nacional del IMSS, Director del mismo, y Subdirector General Médico del Instituto Mexicano del Seguro Social; sin embargo, esta etapa también fue por demás intensa y creativa. Siendo aún residente de la especialidad, llegué al entrañable consultorio de la calle de Durango por indicación expresa de mi Profesor y Jefe de Servicio, Dr. Samuel Gutiérrez Vogel, acción que siempre agradeceré. La recepción y mi integración como ayudante del maestro se dio de inmediato por tratarse de un enviado que contaba con el aval de su discípulo preferido. De ellos, del maestro y del alumno, aprendí un valor que escasea en nuestros tiempos y que me dejó marcado; me refiero a la lealtad. Sin duda un vínculo de nobleza.
2012-11-26 | 544 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 40 Núm.3. Julio-Septiembre 2012 Pags. 87-88 Rev Mex Angiol 2012; 40(3)