Todos los odontólogos sabemos, desde que nos formamos en la escuela, que la exposición y manipulación de la dentina de un órgano dentario, en ausencia de anestesia local, puede producir dolor. Esta dentina expuesta es muy sensible a los diferentes estímulos: térmicos, osmóticos o eléctricos. A esta sensación dolorosa se la llama “dentinalgia”, odontalgia o hipersensibilidad dentinaria. En condiciones normales, la dentina es un tejido que no está expuesto al medio bucal. Está cubierta por el esmalte, en su porción coronaria, y por el cemento y los tejidos periodontales, a nivel de la raíz. Algunas patologías producen pérdida del esmalte o del cemento: abrasiones cervicales, fracturas, etc., desencadenando sensaciones dolorosas crónicas, con exacerbaciones agudas, como respuesta a estímulos que en condiciones normales no provocarían molestia alguna. En consecuencia podemos definir la hipersensibilidad dentinaria como una condición en la que la exposición a estímulos térmicos, táctiles y/o químicos, de la dentina de un diente afectado, da inicio a síntomas que van desde un dolor fugaz y leve, hasta uno prolongado y severo. La prevalencia de hipersensibilidad en la población es alta, existiendo estudios que la sitúan entre tres a 18%, siendo los individuos entre 20 y 30 años los grupos etarios más afectados. Debemos mencionar los mecanismos fisiológicos por los que se transmiten las sensaciones dolorosas a través de la dentina, para lo cual existen varias teorías: Teoría de la transducción. Puede haber una relación tipo sinapsis entre la prolongación odontoblástica y la fibra nerviosa terminal. Se basa sobre la inervación hallada en dentina por medio de cortes histológicos y tinción de los mismos. Pero para que esto fuera viable, debería encontrarse un neurotrasmisor como la acetilcolina tanto en la prolongación odontoblástica como en la predentina, y según estudios no hay evidencia de esto. Además, ha sido difícil demostrar la presencia de inervación en el límite amelodentinario, zona crítica para el dolor.
2012-12-06 | 2,280 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 8 Núm.96. Julio 2012 Pags. 2-4 Odont Moder 2012; 8(96)