Resinas compuestas

Autor: Ríos Alcántara José Manuel

Fragmento

Son materiales de restauración estéticos de uso amplio en odontología. Están compuestos por una matriz de resina y un relleno de partículas inorgánicas, entre los que no se produce ningún tipo de reacción química. Debido a esto también se los denomina “composites”, que significa compuesto en inglés. A la matriz orgánica también se la llama resina orgánica o fase continua. En tanto que al relleno inorgánico se lo nombra partícula, fase discontinua, fase dispersa o fase de refuerzo. La tecnología de los materiales compuestos consiste en que cada fase aporta ciertas ventajas y que la unión de estos dos elementos mejora el funcionamiento con respecto al que cada uno tendría por separado. La matriz de resina funciona como integrante del material, permitiendo su fraguado, mientras que la partícula, frenando las microgrietas que se producen en la resina por su menor resistencia, aumentando el aguante del material resultante. Por todo esto, la cantidad de partículas que tenga el material es determinante para las propiedades obtenidas. Esta cantidad se representa por la carga del material, que es 1% de partículas, en peso o en volumen. Lo importante es la carga en volumen, pero en ocasiones las casas comerciales la dan en peso ya que las cifras son superiores y el material queda mas favorecido. Historia Las resinas compuestas primitivas tenían una partícula de gran tamaño, denominada macropartícula, de hasta 100 micras de diámetro. Este tipo de material presentaba buenas propiedades mecánicas pero muy mala estética, ya que el gran tamaño de sus partículas las hacía imposibles de pulir y tenían un gran desgaste. El tamaño de la macropartícula fue disminuyendo entre una y 30 micras, con lo que se consiguió una carga del 80% y casi los mismos malos resultados estéticos. La siguiente modificación fue introducir una partícula mucho más pequeña, de 0.04 micras, llamada micropartícula, obteniéndose una material mucho más estético, porque el tamaño de su partícula era muy inferior a la longitud de onda de la luz visible, pero muy poco resistente, ya que sólo tenía capacidad para una carga del 35%. Para solucionar la baja carga se utilizaron dos medidas. Una de ellas fue aglomerar las micropartículas mediante una técnica de sinterización, constituyéndose los microrrellenos aglomerados, con muy buenos resultados estéticos y una carga sobre 60% lo que le confirió mejores propiedades mecánicas. La otra fue utilizar el relleno de resina prepolimerizada (RRP). Esto consistió en: incorporar microrrelleno a la resina hasta cargarla al máximo; este composite se polimerizó y trituró en partículas grandes; con estas partículas se volvió a cargar la resina todo lo que fuera posible, añadiéndose además microrrellenos sueltos o aglomerados. Con todo esto se obtuvieron composites de microrrelleno de muy buena estética, una partícula de 0.04 micras y moderadas propiedades mecánicas ya que la carga llegó a 65%. Pero aún así no se resolvía el problema mecánico de estos materiales. Para ello comenzó a utilizarse la hibridación, que consistió en mezclar macropartículas (20 micras) con micropartículas (0.04 micras) desarrollándose los composites híbridos. Estos materiales se fueron perfeccionando mediante la disminución del tamaño máximo de la partícula (5 micras) y su distribución de acuerdo con el mismo, es decir, utilizando partículas de distintos tamaños en las que las pequeñas ocuparan los espacios que quedaba entre las mayores, constituyéndose lo que se conoce como microhíbridos de alta carga. Estos composites consiguieron muy buenas propiedades mecánicas, cargas hasta de 80% y excelentes propiedades estéticas. En el caso de los composites microhíbridos, para conocer su comportamiento estético fue necesario saber la distribución de las partículas, es decir los tamaños y la cantidad de cada uno ya que no era lo mismo que con una distribución de tamaño de partículas entre 0.04 y 6 micras, por ejemplo, que la mayoría de las partículas fueran de 0.5 micras o de 5 micras.

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2012-12-06   |   5,604 visitas   |   Evalua este artículo 1 valoraciones

Vol. 9 Núm.99. Octubre 2012 Pags. 14-15 Odont Moder 2012; 9(99)