Autor: Pedroso Flaquet Plácido
El día 12 de enero de 2010 un potente terremoto asoló gran parte del territorio haitiano y ocasionó daños catastróficos a la mayor parte de la infraestructura y los servicios del país. Se calculó que 300 000 personas sufrieron traumatismos y más de 200 000 perdieron la vida, lo que causó un sufrimiento humano inimaginable. La ruina y la desolación formaron parte del paisaje de ese país, donde quedaron sin hogar más de un millón y medio de seres humanos, muchos de los cuales fueron ubicados de forma hacinada en carpas en numerosos campamentos de desplazados. Más del 80% de la población no tiene acceso al agua potable ni a la sanidad; los edificios públicos permanecen destruidos; no se han reparado la mayor parte de las redes del alcantarillado ni la electricidad, mientras las epidemias continúan por la falta de condiciones higiénico-sanitarias. Desde entonces, han sido una amenaza constante para los haitianos. A todo lo antes expresado se suma el hecho de que antes de la ocurrencia del terremoto ya la mayor parte de su población se encontraba en condiciones precarias y el país ofrecía condiciones higiénico-sanitarias propicias para el desarrollo y la diseminación del cólera. Según los reportes sobre enfermedades trasmisibles de la OMS, en Haití no se diagnosticaba esta enfermedad desde hacía más de 100 años.
2013-01-11 | 585 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 50 Núm.3. Septiembre-Diciembre 2012 Pags. 265-267 Rev Cubana Hig Epidemiol 2012; 50(3)