¿Es la aldosterona un modulador del tono vascular?

Autores: Sánchez Pozos Katy, Bobadilla Norma A

Resumen

El endotelio vascular es un tejido dinámico, sensible a estímulos físicos y químicos. El hecho de que las células endoteliales se encuentren expuestas directamente a los componentes del fluido sanguíneo les proporciona la capacidad de regular diversas funciones fisiológicas, entre ellas la coagulación, el metabolismo de la pared vascular, la permeabilidad transcapilar de solutos y agua, y la remodelación del tejido vascular subyacente. Aunado a estas funciones, el endotelio vascular es trascendental en la regulación y mantenimiento local del tono vascular, función que realiza a través de la liberación de factores vasoactivos como el óxido nítrico, endotelina-1, angiotensina-II, adenosina, prostaciclinas, tromboxanos, radicales libres, entre otros compuestos no menos importantes. Estudios recientes sugieren un nuevo actor en el control del tono vascular: la aldosterona. De esta manera, las evidencias apuntan a que esta hormona mineralocorticoide puede producir vasoconstricción en condiciones fisiopatológicas, a través de activar genes como la endotelina-1, la glucosa 6 fosfato desdidrogenasa y cinasa Rho, así como alterar la fosforilación y actividad de la sintasa de óxido nítrico endotelial (eNOS). Asimismo, se ha observado la implicación de la aldosterona en la generación de estrés oxidante, acción que ejerce indirectamente a través de la reducción de la biodisponibilidad de nicotinamida-adeninadinucleótido-fosfato reducido (NADPH). Por lo tanto, esta revisión se centra en describir algunos de los mecanismos implicados en la regulación del tono vascular y revisar los estudios en los que se muestra la evidencia reciente del papel de la aldosterona como mediadora de esta función.

Palabras clave: Receptor de mineralocorticoides daño renal isquemia/reperfusión espironolactona.

2013-01-18   |   1,170 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 64 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2012 Pags. 546-557 Rev Invest Clin 2012; 64(6 (Parte I)