Resumen

Antecedentes: Con el advenimiento de la medicina de trasplantes es indispensable el diagnóstico correcto y preciso de la muerte cerebral. Objetivo: Revisar los procedimientos utilizados en el diagnóstico de la muerte cerebral en un centro de enseñanza médica superior. Material y métodos: Se analizaron, retrospectivamente, los expedientes de pacientes a quienes se realizó por lo menos un electroencefalograma (EEG) solicitado para confirmar el diagnóstico clínico de muerte cerebral en el periodo de marzo de 1999 a junio del 2001. A todos se les estudiaron las variables clínicas habituales además de los diagnósticos neurológicos, se les aplicó el protocolo clínico del diagnóstico clínico de muerte cerebral, incluyendo si se consignó la presencia de reflejos del tallo, oculovestibulares, oculocefálicos y si se realizó la prueba de la apnea. También se estudiaron los resultados de los EEG, su número y el intervalo para el diagnóstico definitivo. Los datos se presentan con estadística descriptiva. Resultados: Se estudiaron 40 pacientes, 26 hombres y 14 mujeres, con edades promedio de 34 y 32 años, respectivamente. Los diagnósticos neurológicos fueron: traumatismo craneoencefálico (15), hemorragia intracraneal (10), tumores o hipertensión intracraneal (4), encefalopatía hipóxico-isquémica (2), enfermedad isquémica cerebral (1), otros diagnósticos (8). En 27 pacientes (67.5%) se consignó la prueba de la apnea, en 39 la respuesta pupilar, en 40 los reflejos oculocefálicos y en 18 los oculovestibulares. Por lo menos se practicó un EEG a todos los pacientes, que resultó isoeléctrico en 32 (80%) y quedó como único estudio en 19 (47.5%); en 21 enfermos (52.5%), un segundo EEG también fue isoeléctrico en todos los casos. La prueba de la apnea se consignó en 13 pacientes a quienes, además, se les habían practicado dos EEG y en los cuatro en quienes se realizaron tres EEG. Los diagnósticos en estos grupos fueron: hemorragias intracerebrales (5), traumatismos (5), tumor (1) y lesiones diversas (6). En los cuatro pacientes con tres EEG (todos isoeléctricos) también se consignaron los reflejos oculovestibulares y la prueba de la apnea. El intervalo promedio para confirmar la muerte cerebral fue de 40 horas para toda la muestra, de 15 horas en los traumatizados y de 32 en aquellos con hemorragias intracerebrales. Conclusiones: Se tiende a consignar de manera inadecuada los datos clínicos de muerte cerebral y a dar más importancia a los estudios confirmatorios. En los casos de candidatos a ser donadores se pone más atención en la consignación en los expedientes.

Palabras clave: Muerte cerebral diagnóstico donación de órganos.

2003-02-26   |   3,407 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 3 Núm.12. Julio-Septiembre 2001 Pags. 141-4. Med Univer 2001; 3(12)