Influencia del sexo en la susceptibilidad de ratones Swiss a Trypanosoma cruzi

Autores: Mena Marín Ana Laura, Zeledón Rodrigo, Morales Juan Alberto, Pereira Mauricio, Urbina Andrea

Resumen

Algunos estudios han reportado que los ratones hembras son más resistentes al Trypanosoma cruzi que los machos. Para probar lo anterior, se realizo un estudio comparativo con cuatro cepas de T. cruzi de Costa Rica midiendo parámetros como niveles de parasitemia, porcentajes de mortalidad e histopatología, en un total de 240 ratones (160 para parasitemia y mortalidad y 80 para histopatología). Todas las cepas correspondieron al genotipo TcI. En todos los casos los ratones machos resultaron más susceptibles a la infección (P < 0,001). Se observaron parasitemias hasta cinco veces más altas en los machos que, en general, mueren antes que las hembras. La cepa Oswaldo fue la que presentó una mayor mortalidad y niveles de parasitemia más altos. El tejido cardiaco fue el más afectado tanto en los ratones machos como en las hembras, con las cepas Bolita y Capitán el número de nidos en el miocardio fue significativamente mayor en los machos que en las hembras. Una vez concluido el análisis comparativo se eligió la cepa humana GA, para determinar su efecto en ratones machos y hembras castrados, al lado de ratones normales (150 ratones en total). Las hembras normales se mostraron como las más resistentes, con parasitemias menores que las castradas (P < 0,001), y los machos normales como los más susceptibles, con parasitemias significativamente más altas (P < 0,001) y supervivencias menores (P < 0.01), que los ratones castrados. No se observó diferencia significativa en cuanto al número de nidos en los tejidos entre ratones normales y castrados. Se concluye que el sexo tiene influencia en la resistencia a la infección experimental por T. cruzi.

Palabras clave: Trypanosoma cruzi parasitemia castración estrógenos testosterona.

2013-02-21   |   536 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 52 Núm.2. Agosto-Diciembre 2012 Pags. 233-244 Bol. Mal. Salud Amb. 2012; 52(2)