Autor: Chicaiza A Wilson
El ejercicio de la medicina en nuestro medio está sufriendo aún la transición desde la práctica basada en la propia experiencia hacia la aplicación de la mejor evidencia posible en el cuidado de nuestros pacientes. La incorporación de nuevo conocimiento en el quehacer profesional es resultado de la suma de diversos factores, estrategias y características, tanto personales como sociales y docentes. Se han propuesto diversos modelos educativos que podrían mejorar la incorporación de nuevos conocimientos, con estrategias que van desde la aplicación de herramientas de autoevaluación hasta el uso de tecnologías informáticas y de otros medios que incentiven la formación médica. Sin embargo, hay intervenciones puntuales que, si bien tienen fundamento científico, pueden funcionar adecuadamente y redundar en beneficio del paciente si se convierten en políticas administrativas sólidamente establecidas. En el presente número de la Revista Médica Vozandes, se hace referencia a dos procesos que han formado parte de nuestro quehacer y que, con su aplicación adecuada, buscan promover el cuidado eficiente en nuestros pacientes. En primer lugar, el protocolo de lavado de manos que se instauró desde el Comité de Infecciones para que sea integrado habitualmente en el cuidado de los pacientes. Esta recomendación inició a partir de la evidencia clara que este tipo de intervención disminuye significativamente la morbilidad y mortalidad en pacientes hospitalizados. La incorporación de nuevos elementos dentro del mismo protocolo como el uso de alcohol gel y de diversos procesos de instrucción y monitorización en la ejecución del proceso han llevado a su consolidación a través del tiempo. Restan, por otro lado, aplicar algunos modelos para control de calidad y monitorización, teniendo en cuenta los hallazgos y recomendaciones derivadas del artículo publicado en este número.
2013-05-06 | 761 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 23 Núm.1. Enero-Marzo 2012 Pags. 3-4 Rev Med Vozandes 2012; 23(1)