Generalmente se establecen distinciones entre “artista” y “científico”, y se perpetúa la noción de que el primero utiliza emoción e intuición, alcanzando a veces resultados espectaculares, sin conocer el cómo o el porqué; y que el otro emplea un análisis racional, frío, preciso como corresponde a una mente analítica. En la Medicina y a su vez en nuestra especialidad el intento por diferenciar un concepto de otro es tradicional. Cuando se habla de arte en medicina, se asocia esta expresión con la imagen de un médico con experiencia, comprensivo, irradiando simpatía, y quien no siempre sabe cómo y porqué sus pacientes mejoran bajo la influencia de cualidades que con frecuencia, lucen esotéricas. El artista en Cirugía Plástica aparentemente no depende de los instrumentos de precisión ni de procedimientos complejos, ni de todos aquellos recursos que la ciencia acumula día por día. Todo su éxito descansa en su experiencia y cualidades intrínsecas, lo cual conduce a que en forma irracional, algunos de los pacientes exclamen: ¡me siento bien con sólo verle! Por otro lado, la imagen del científico, en contraste, cada vez parece ser monopolio de jóvenes recién graduados, con maestría o doctorado capaces de exhibir 10 o más diplomas como constancia de haber asistido a congresos, seminarios, etc.
Palabras clave: Ciencia medicina cirugía plástica.
2002-12-16 | 820 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 10 Núm.3. Septiembre-Diciembre 2000 Pags. 88 Cir Plast 2000; 10(3)