Consumo de sal e hipertensión arterial en pediatría

Autor: Cuestas Eduardo J

Resumen

La hipertensión arterial (HA) en pediatría es una patología sub diagnosticada, con una prevalencia de alrededor de un 2 a 3%. Su prevención debe comenzar precozmente con indicaciones de estilos de vida saludables, en especial reducción de sodio a un máximo de 5,8 g de cloruro de sodio diarios, dada la relación directa entre cantidad de sal de la dieta y la presión arterial. En poblaciones humanas con dietas conteniendo menos de 3 g de sal por día la HA es infrecuente y no aumenta con la edad. La mayor parte del sodio ingerido se aporta por los alimentos elaborados industrialmente: el 77% se obtiene de los alimentos procesados. En esta comunicación se revisan los mecanismos que relacionan las alzas tensionales con la ingesta de sal. Se excluyen los mecanismos que producen HA en las enfermedades renales y otras formas de HA secundarias. Desde el punto de vista fisiológico el riñón tiene un papel primordial en la regulación de la presión arterial, entre otros por su capacidad de modificar la excreción de agua y sal y con ello regular el volumen de sangre circulante. Se analiza la relación sodio/HA en el recién nacido y en el niño mayor y algunos aspectos genéticos de esta enfermedad. Se concluye que hay factores de riesgos biológicos y conductuales en los jóvenes que son modificables. Es necesario promover cambios en estos grupos a través de estrategias de prevención poblacional tanto activas como pasivas. Esto requiere un compromiso de políticas públicas que incluyan campañas educativas, manejo de la publicidad y fácil identificación de los alimentos saludables. Deben intervenirse los hábitos, costumbres y tendencias a través de acciones con un enfoque multifactorial, familiar, grupal y comunitario, siendo el pediatra quien debe liderar este desafío.

Palabras clave: Hipertensión presión arterial factores de riesgo estilos de vida consumo de sal.

2013-06-14   |   1,459 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 30 Núm.1. Enero-Marzo 2012 Pags. 23-32 Exp Médica 2012; 30(1)