Autores: Castañeda Narváez José Luis, Hernández Orozco Hilda Guadalupe, Martínez Isabel, Lucas Resendiz Esperanza, González Saldaña Napoleón
Antecedentes: El enterococo es responsable de 9% de las infecciones nosocomiales (IN). La mayor parte son originadas de la propia flora del paciente o adquiridas de otro paciente, trasmitidas por el personal que los atiende. Objetivo: Determinar la frecuencia de infecciones nosocomiales por enterococo en un período de 10 años en un hospital pediátrico de tercer nivel y sus características. Material y métodos: Estudio retrospectivo, observacional, descriptivo que incluyó pacientes pediátricos con diagnóstico de infección por enterococo de enero de 2002 a diciembre de 2011; se determinaron las tasas de incidencia anuales y global del periodo de estudio, describiendo las características de la población estudiada. Resultados: Se detectó un total de 249 infecciones causadas por enterococo, con una tasa de incidencia de 5.2 de las infecciones nosocomiales por enterococo por cada 100 infecciones presentadas en el hospital. La infección se presentó primordialmente en pacientes menores de un año de edad; siendo el servicio de cirugía quien presentó el mayor número de casos, 15.6%; por tipo de infección las bacteriemias fueron las principales infecciones con 53.8% de los casos; se encontraron algunos factores comunes en los casos como el uso de catéter venoso en 69% y el haber sido sometido algún tipo de intervención quirúrgica en 86% de los casos. Discusión: El enterococo es un agente que cada día toma mayor importancia como causante de infecciones nosocomiales, en especial según este estudio en menores de un año de edad, teniendo como antecedente haber sido sometido a una intervención quirúrgica o tener catéter venoso, por lo que deben realizarse estudios que determinen si estos pueden ser factores de riesgo para la presentación de la infección por enterococo.
2013-06-25 | 618 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 26 Núm.101. Julio-Septiembre 2012 Pags. 173-177 Rev Enfer Infec Pediatr 2012; XXVI(101)