La Malinche, Malinalli Tenépatl ó Doña Marina (1502 - 1529), fue hija de señores y caciques de Painala; su padre era Chimalpain, quien casó, según la costumbre, con una "señora de vasallos y Estados", también de noble origen, llamada Cimatl. La Malinche fue cedida como esclava a los caciques mayas de Tabasco y como tal, posterioremente fue regalada a Hernán CORTÉS el 15 de marzo de 1519, después de que CORTÉS derrotara a los tabasqueños en la batalla de Centla. CORTÉS descubre que La Malinche habla náhuatl y la utiliza como intérprete náhuatl-maya. Más allá de su servicio como intérprete, La Malinche asesoró a los españoles sobre las costumbres sociales y militares de los nativos, y posiblemente realizó también tareas de lo que hoy llamaríamos "inteligencia" y "diplomacia", jugando un papel importante durante la primera parte de la conquista. Con la palabra "malinchismo" se adjetivan las acciones en perjuicio de la propia cultura y de la propia patria, o la preferencia por lo extranjero por el sólo hecho de serlo. En medicina se define a la dicotomía como “la partición oculta de los honorarios entre dos o más médicos o entre médicos y miembros de otras profesiones sanitarias, con el objeto de obtener ganancias económicas”. La dicotomía es una deformación, una patología del convenio entre el médico y su paciente; este convenio, materializado en el acto médico, se fundamenta en la relación médico-paciente, que por ser una relación de interdependencia entre dos personas humanas, exige el respeto a la dignidad de ambos. El fundamento de la condena a la dicotomía está en el carácter mercantilista del reparto de los honorarios, es decir se reprueba por ser una comisión sobre la persona, que se da y se recibe por traficar con acciones médicas. La dicotomía es una vergüenza de la práctica de la medicina que se ha extendido en México en diversas modalidades, desde pagos directos a los médicos por gabinetes o laboratorios clínicos, hasta tarifas diferenciadas en los alquileres de consultorios u oficinas. La dicotomía trastorna profundamente la práctica médica ya que el médico no coloca en primer lugar los intereses del paciente, sino su propia ventaja económica. El médico pierde así su independencia y rectitud de juicio.
2013-07-09 | 4,484 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 11 Núm.3. Julio-Septiembre 2010 Pags. 127-128 Rev Hematol 2010; 11(3)